Cuestión de fe

El Presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela, vuelve a la carga. Esta vez para denunciar que la asignatura de Religión está «discriminada», apelando al «deterioro de la formación religiosa y moral en la escuela». Además, ha vuelto a desatar la polémica en torno a Educación para la Ciudadanía, a la que considera un instrumento ideológico y adoctrinador.

Señor Rouco… como dice nuestra Constitución en su artículo 16.3, España es un estado aconfesional, esto es, se garantiza la libertad religiosa de cada individuo, pero ninguna religión tendrá un carácter estatal. Con lo cual, no hay mayor adocrinamiento que enseñar Religión en la escuela pública, en la escuela del Estado (que le recuerdo, es aconfesional). Otra cosa bien distinta es enseñar Religión en la escuela privada. Y ahí no tengo nada que decir.
Pero lo que resulta intolerable es que, en un país que se considera respetuoso, pero ajeno a cualquier práctica religiosa, todavía hoy la Religión sea una asignatura optativa (y sólo faltaría que fuera obligatoria…). Lo que quiero decir es que no debería existir siquiera la posibilidad de elegir entre cursar o no la asignatura. Porque la vocación religiosa no deja de ser más que eso, una vocación individual de cada persona, ajena totalmente a la práctica escolar. La Religión, y máxime (repito) en un Estado aconfesional, debería ser una actividad extraescolar, como lo son todas aquellas actividades elegidas por el niño y que nada tienen que ver con las materias de estudio propiamente dichas (el niño elige si quiere apuntarse a ajedrez, hacer patinaje o tocar el piano). Y de la misma manera debería elegir (fuera del horario lectivo) si quiere o no recibir clases de religión, en cuyo caso, tiene la opción de apuntarse a la catequesis, que para eso está.

Porque lo que se consigue incluyendo la Religión en los planes de estudio es obligar a la creación de una asignatura alternativa (antes mal llamada Ética, ahora Actividades Alternativas), que no deja de ser algo así como el argumento perfecto para oir decir al profesor aquello de que «los que no tengan religión, que se vayan a perder el tiempo al patio» (que mientras yo voy a hacerme un café al bar). Y eso sí es desprestigiar la educación, en este caso la (no)educación. Por tanto, señor cardenal, lo que está discriminada, en cualquier caso, es la escuela pública en nuestro país; y no una asignatura que sigue gozando de demasiados privilegios a día de hoy.
Como también consiguieron discriminar otra cosa bien distinta, como es la Educación para la Ciudadanía, una asignatura que se imparte en la gran mayoría de países de Europa y que promueve valores tales como la tolerancia, la solidaridad y la cooperación entre los individuos. El problema es que esta asignatura ha conseguido ser muy hábilmente desprestigiada por el PP, sobretodo en esta nuestra comunidad. Y erróneamente se ha asociado esta materia como algo que va en contra de la Religión, cuando no es así (pues en realidad ni va en contra ni a favor; simplemente no tiene nada que ver). Resulta además curioso que fuera el propio PP el que desatara toda aquella campaña antiEpC, cuando fueron ellos mismos quienes propusieron, años atrás, la famosa Ética (con temario prácticamente idéntico).

En cualquier caso, el señor Rouco aprovecha una vez más la ocasión para hacernos darnos buena cuenta de la importancia de una educación católica en la escuela pública, para recalcarnos que la Religión, no sólo debería persistir en las aulas, sino que además (y por desgracia), está desprestigiada. Y tanto da qué diga la Constitución sobre el asunto, porque en la práctica, seguimos tragando.

Acerca de pauborreda

Periodista y fotógrafo
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