De los creadores del ofertón del verano “Pizza individual, 1€”, y del “2×1 hasta fin de existencias”… llega a nuestros locales “Come todo lo que puedas por 4.95€”. Ya disponible en las mejores pocilgas.
El último invento de Telepizza bien merece un pequeño análisis. Se trata de llevar a otro nivel el concepto de buffet libre. Un cartel advierte de la prohibición de entrar a la zona buffet sin haber efectuado antes el pago correspondiente. Tras haberlo hecho, recibes un par de servilletas y otros tantos cartones para las porciones de pizza. Y empieza el festival.
Una zona caótica y sucia de mesas de juguete desordenadas que nos recuerda a los cumpleaños de nuestra tierna infancia, nos recibe. Pero poco importa. La aventura está un poco más allá, en la barra, donde los adolescentes hambrientos se pelean por una porción del suculento manjar. Cuando la camarera saca una pizza recién salida del horno, los individuos rompen la cola que mantenía mínimamente el orden y se abalanzan sobre la comida. Ni los jóvenes ni la propia señorita de la gorra roja entienden de modales, ni tampoco de cubiertos. Ella se desentiende, mientras ellos mancillan la indefensa pizza con las manos. Dos, tres y hasta cuatro porciones pueden llegar a caber en un solo cartón. Si a ello le sumamos que cada carnívoro es capaz de transportar dos cartones en un mismo viaje, el motín es de escándalo.
Una vez en las mesas (o incluso de pie, si el espacio escasea), el único objetivo es engullir para volver de nuevo a por más ración. Nadie habla, y muchos ni siquiera beben para no perder tiempo. Este proceso se repite una y otra vez. La camarera saca más pizzas, y los clientes tragan cada vez más rápido. Y saca, y zampa, y saca y zampa hasta explotar. Una vez quedas saciado, en el mejor de los casos, un buen eructo te deja como nuevo. En el peor, al fondo del pasillo te espera el baño.
Lo más significativo es la calidad del producto. Quesos que se enfrían al minuto, trozos de jamón duros, masa plastiquera y virutas de carne chamuscadas. Además, con un par de porciones, una persona normal puede verse saturada. Parece además incomprensible que un cartel al fondo del pasillo nos mire sonriente mientras nos advierte que Telepizza es una empresa que vela por una alimentación saludable y equilibrada. Una empresa que satura de grasas y de conservantes sus pizzas precocinadas, que nos da de comer como si fuéramos auténticos marranos, y que además se burla de nosotros con unos precios que parecen irrisorios pero que en realidad no lo son (a Telepizza, lógicamente, le sale muy rentable esta oferta de buffet libre), no es una empresa que se preocupe por la salud de sus clientes.
Y como esta casa, muchas. McDonald’s, Burguer King, Kentucky Fried Chicken, Pizza Hut, Domino’s Pizza… son conocidas las multinacionales del sector que ofrecen este moderno servicio de comida rápida o comida basura, como se prefiera. Pero también son muchos los millones de dólares que gastan en ejercer presión a la Organización Mundial de la Salud para evitar informes en su contra. Quizá por esta razón a McDonald’s España se le haya otorgado el premio a la seguridad alimentaria. Basta con ver el ilustrativo documental de Morgar Spurlock; Super size me, para pensar que tal vez “no sea para tanto”. Es la cultura XXL, la del “cuanto más mejor”, la que ha pasado a regir nuestra forma de comer.
Pero mientras el bolsillo apriete y no importe más comer bien que comer barato, negocios como estos van a seguir funcionando. Y lo realmente importante no es, en un acto de heroicidad, dejar de consumir este tipo de comida (porque todos, alguna vez, lo hemos hecho, y seguramente sigamos haciéndolo), sino simplemente ser conscientes de lo que, al hacerlo, nos llevamos a la boca.