¿Hay sensación más placentera que la del primer baño del verano?
Justo después de haber acabado el último examen, corres desde la orilla hasta que el agua alcanza tu cintura. Y justo entonces, apresuras a zambullirte en una ola que viene de cara.
El agua fría te pellizca la cara. Al salir a la superficie, te dejas llevar por la corriente.
Tumbado, boca arriba, te limitas a mirar el cielo y a pensar en la cantidad de días que vas a poder disfrutar sin mayor preocupación que la de despertarte por la mañana y pensar… ¿con qué puedo hoy matar el tiempo?
¿Acaso alguien cambia este momento por algún otro? Porque yo, sin duda, NO.
