Viajo por trabajo

Septiembre, cansado de ser mes, se convirtió en día. En lunes, claro. En un Lunes con mayúscula. Un Lunes que, después de haber fagocitado todos los lunes del año, se nos atraviesa como una mala digestión.

En este Lunes que es septiembre, nos llenamos el estómago de promesas líquidas para tratar de llegar al martes de la forma más volátil posible. Pero no. El Lunes es tan denso, tan oscuro, que pronto nos perdemos en la nostalgia de un verano que se sabe ya demasiado lejano.

Septiembre es volver. Y en este volver, vuelven también, en mi caso, los viajes de trabajo.

Viajo por trabajo. O quizá, más que viajar, me desplazó como un autómata, recorriendo en bucle espacios vacíos que pasan por delante de mí sin que me dé tiempo siquiera a visitarlos. Madrid, Oporto, Costa Brava, Frankfurt, Barcelona, y vuelta a empezar. Como la pantalla infinita de un videojuego en la que, al llegar al final, te ves lanzado, de manera irremediable, de nuevo al principio.

Viajo por trabajo. Frecuento no-lugares, tan fríos como este Lunes que es septiembre. Aeropuertos, estaciones de tren, salas de espera, recepciones de hotel, taxis. La vida en Lunes pasa lenta entre asientos traseros, tarjetas de crédito y cafés en vasos de cartón. La distancia entre un gracias y un adiós se dilata y gira, como gira el tambor de cada lavadora que sabe a tregua.

En todos estos no-lugares, otro autómata me pide la identificación. Y cada vez que la entrego siento que pierdo una parte de ella. ¿Me estaré convirtiendo en una no-persona? Como septiembre, que cansado de ser mes, se convirtió en día.

Avatar de Desconocido

About pauborreda

Periodista y fotógrafo
Esta entrada fue publicada en Blog y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

¿Te ha gustado? ¡Comenta y comparte!